Benvinguts al nostre blog!
Fa mes de 100 anys va neixer una revista coneguda com Cu-cut.
Aquesta revista satirica va provocar, pese a la seva minsa tirada unes profundes coïsors en els medis politics de la epoca. Fins i tot va provocar, amb un senzill acudit, que es dictes una llei contra ella (i qualsevol altra publicació que se li acudis imitarla).
Desde aquest blog, humil i senzill, se li ret homenatge a la part que s'intentara foter-li canya a noticies politiques i als diversos "foreros" que pululen per la red.
No diguem mes i anem per feina!
6 comentarios:
NAZIONALISTA DE MIERDA. BAJATE DEL BURRO, NO TIENES NI PUTA IDEA DE LO QUE DICES.
El británico G.K. Chesterton, en su biografía sobre el escritor Chaucer ( “Chaucer”. London,1932), nos cuenta : "Tengo el absoluto convencimiento de que sólo cuando perdemos la perspectiva de nuestra historia medieval, es cuando nuestra política e historia contemporáneas derivan en caos y manipulación"… Y aunque la cita la hace un inglés aplicada a su realidad política, es también perfectamente aplicable a las fantasias esotéricas e irreales que los nacionalistas vascos y catalanes vienen utilizando, desde hace ya más de dos siglos, para reclamar derechos y prebendas que nunca existieron. El espiritu cantonalista y provinciano que tanto gusta als "senyorets feudal-nazi_onalistes" no ha formado parte nunca, históricamente, del alma esencial española.
Surge en Vascongadas a raiz de la Primera Guerra Carlista y, como muy bien explica el escritor catalán Jaime Balmes ya en 1843 fue un movimiento estimulado desde fuera y por naciones extranjeras que querían una España débil y dividida. El romanticismo idealista del momento colaboró al resurgimiento de este sentimiento artificial nacido del deseo de que cada región afirmara su individualidad libre y naturalmente sin la interferencia del estado central.
Basándose en este punto de partida, romántico e irreal, Pi i Margall desarrolló su teoria del principio federalista ( "El Principio Federativo" .1872 y "Las nacionalidades". 1876) , la misma que la actual izquierda española y los radicales nazionalistas están queriendo resucitar para sus propios intereses cantonalistas. Sin embargo, cuando, tras la Revolución de 1868 y el estallido de la Segunda Guerra Carlista, se proclamó la I "República Federal" en España , el presidente catalán Pi i Margall se dió cuenta del absoluto fracaso da su idea federal. Ya que él mismo tuvo que luchar a brazo partido contra la degeneración de dicha idea federalista que derivó en el anarquismo cantonalista que estalló tras la rebelión de Málaga, Sevilla, Cádiz, Cartagena, y Valencia. Todas ellas se proclamaron cantones independientes.
La compulsiva reaparición de estas mismas ideas federalistas es intermitente en nuestra España folklórica y nace siempre de la confusión en que los manipuladores políticos nazionalistas quieren sumir al pueblo español.
La reaparición de las ideas federalistas de Pi i Margall vuelve a tener lugar en Cataluña tras el desastre del 1898, cuando se pierden las colonias y los catalanes pierden sus intereses financieros y comerciales. Es entonces cuando el federalismo catalán toma forma de nacionalismo extremista, exagerando y magnificando las inexistentes diferencias entre el pueblo catalán y los demás pueblos de España. Para conseguir esto había que ponerse a manipular la historia que debería ser tratada desde una perspectiva exclusivalmente nacionalista, cosa que fue hecha magistralmente por ese malabarista/embustero de la historia llamado Rovira i Virgili en su "Historia Nacional de Cataluña" ( 1922-1931) en seis volúmenes. Pero su método historicista se quebraba por su base: cuando Rovira, de manera imposible, intenta hacer desaparecer los infinitos vínculos que unen a las gentes de Cataluña con el resto de España , le sale un buñuelo. Y es por eso que acude al victimismo y al trato INJUSTO y LLORICA en sus análisis con Castillla, "madastra infame" a la que culpa de todos los males. Rovira lanza todo su veneno victimista contra los Borbones centralistas (Felipe V) o, retrocediendo tres siglos más, culpa de las históricas injusticias contra Cataluña al Conde Ramón Belenguer IV porque - dice Rovira- que, al casarse con la Reina de Aragón hizo demasiadas "concesiones" ya que debería haber tomado el título de Rey de Aragón y Cataluña y no lo hizo. Como si el ser rey dependiera del capricho de uno y no de unos derechos dinásticos que él NO tenía ni el Rey de Aragón le concedió NUNCA.
Y es que la manipulación supina de estos historiadores catalanets de mediopelo nos oculta que, en tiempos del conde catalán Ramón Belenguer IV el nombre de Cataluña NO EXISTIA: los términos “Cataluña” y “catalán” no aparecen en documentos oficiales hasta treinta o cuarenta años despúés . De cualquier forma, el conde catalán, desconocedor de que su actuación medieval encresparía tanto a los nazionalistas del siglo XX, llegó incluso más lejos que su renuncia a ser rey,…… pues llegó hasta proclamarse vasallo del Emperador de Toledo, Alfonso VII….
Esto lo publicó en sus escritos el mundialmente reconocido historiador Zurita, pero es omitido, en claro ejemplo de manipulación histórica, por los “historiadores” del nacionalismo catalán como Rovira i Virgili. Y mucho más, Rovira & Cía utilizan los barbarismos históricos de “Corona Catalano-Aragonesa ” y "Confederación Catalano-Aragonesa" para, márcándose un farol, referirse a lo que históricamente fue sólo Reino de Aragón, Reino de Valencia y Reino de Mallorca. (Si alguno va visitar el valenciano Castillo de Xátiva podrá leer estos mismos barbarismos históricos en los embusteros carteles de la travestida exposición abierta al público). Así van rodando las mentiras nazionalistas y algunos iletrados concejales hasta se las creen.
Cataluña, "la fantástica", es -como Antoñita, la del cuento- la Cataluña feudal y primitiva, la fantaseada por la historiografía manipuladora, la del corralito nazionalseparatista de los Pujols, los Montilla y los Rovira ( PEREZ), la del Nosaltres sols, que ha perdido la perspectiva de su historia medieval, y que nada tiene que ver con la Cataluña histórica, la real, la que nunca quiso vivir sola sino siempre vivió unida en una comunión bilingüe con Aragón y con Castilla formando parte de lo que Jaime Balmes llamaba "el alma esencial de España". Porque Catalaluña es alma de España. Pese a los fántásticos.
Si se aportan premisas falsas, el resultado no puede ser la verdad. Por ello todo historiador ha de ceñirse sin equívoco alguno a aportar hechos ciertos si después la historia ha de ser exacta y verdadera. Distingo entre Historiadores y juntaletras y plumillas subvencionados, algo muy distinto.
Cuando se narra la historia de la conquista de las Islas Baleares y de Valencia es necesario citar a los pueblos de la Corona de Aragón que capitanearon y fueron el alma de la citada reconquista. Pero al hablar de Aragón y Cataluña, la gente mentalmente piensa que entonces eran lo que son hoy ambas regiones, es decir, Aragón las tres provincias de Huesca, Zaragoza y Teruel, y Cataluña las cuatro que hoy la conforman. Si ponemos esa premisa, nos saldrá la historia falsa, porque en el año 1238 Aragón no era lo que hoy es, sino más, y Cataluña no era lo que hoy conocemos, sino mucho menos.
El dominio exacto de ambas era el siguiente:
El Reino de Aragón estaba integrado por los territorios que hoy lo forman más todo lo que es la provincia de Lérida e incluida una franja grande del río Ebro hasta el mar, que tenía a Tortosa como ciudad costera. Por lo tanto, podríamos decir que las ciudades importantes del Reino de Aragón eran Jaca (la primera capital que tuvo cuando aún era Condado), Huesca, Lérida, Zaragoza, Tortosa y Teruel. Todo eso era el territorio auténtico del reino cuya corona tenía don Jaime "el Conquistador".
Y aparte, Cataluña era un pequeño territorio que aún hoy los historiadores conocen con el nombre de "Cataluña Vella", formado por unos condados independientes unos de otros, aunque reunidos bajo la tutela del conde de Barcelona.
Esta división territorial venía desde el mismo momento en que fueron reconquistadas Tortosa y Lérida a los moros. Ese suceso ocurrió en los años 1148 y 1149 y sus territorios no fueron incorporados a lo que aún no se llamaba Cataluña, sino que fueron integrados en el Reino de Aragón como parte del mismo, igual que ya lo eran las tierras de Huesca, Zaragoza y Teruel.
La razón remota fue que, estando los Condados de la Cataluña Vella sometidos al rey de Francia desde antes del año 801, no querían que el monarca francés creyera que Lérida y Tortosa también le pertenecían para integrarlos en su "Marca Hispánica" por derecho de conquista y, para alejarlos de las ambiciones del francés, fueron separados de Barcelona, creados Marquesados y, unidos al Reino de Aragón, como conquista aragonesa que eran.
Así, Ramón Berenguer se titulaba príncipe de Aragón, marqués de Lérida, marqués de Tortosa y conde de Barcelona. Y siendo esos títulos de marqués de mayor categoría que el de conde, quedaba ya imposibilitado que estuvieran sometidas al condado de Barcelona; porque esto en la Edad Media era tan riguroso como hoy es en el ejército, donde un capitán no puede estar sometido a las órdenes de un simple cabo.
Y así estaban integradas en el Reino de Aragón, sin discusión, cuando las Islas Balreares y Valencia fueron conquistadas, por lo que las gentes que vinieron de Lérida y de Tortosa a conquistar estos reinos y quedarse luego repoblándola, ni eran catalanes ni podían serlo jamás, sino aragoneses, por pertenecer al Reino de Aragón. Tan aragoneses como los que vinieron de Jaca, de Huesca, de Daroca o de la misma Zaragoza.
Resumiendo: Cataluña era una pequeña región sin chasis, no solo fastidian a la CV, tambvien a Aragon y Balearas.
Vicent Giner Boira
Si se aportan premisas falsas, el resultado no puede ser la verdad. Por ello todo historiador ha de ceñirse sin equívoco alguno a aportar hechos ciertos si después la historia ha de ser exacta y verdadera.
Cuando se narra la historia de la conquista de Valencia es necesario citar a los pueblos de la Corona de Aragón que capitanearon y fueron el alma de la citada reconquista. Pero al hablar de Aragón y Cataluña, la gente mentalmente piensa que entonces eran lo que son hoy ambas regiones, es decir, Aragón las tres provincias de Huesca, Zaragoza y Teruel, y Cataluña las cuatro que hoy la conforman. Si ponemos esa premisa, nos saldrá la historia falsa, porque en el año 1238 Aragón no era lo que hoy es, sino más, y Cataluña no era lo que hoy conocemos, sino mucho menos.
El dominio exacto de ambas era el siguiente:
El Reino de Aragón estaba integrado por los territorios que hoy lo forman más todo lo que es la provincia de Lérida e incluida una franja grande del río Ebro hasta el mar, que tenía a Tortosa como ciudad costera. Por lo tanto, podríamos decir que las ciudades importantes del Reino de Aragón eran Jaca (la primera capital que tuvo cuando aún era Condado), Huesca, Lérida, Zaragoza, Tortosa y Teruel. Todo eso era el territorio auténtico del reino cuya corona tenía don Jaime "el Conquistador".
Y aparte, Cataluña era un pequeño territorio que aún hoy los historiadores conocen con el nombre de "Cataluña Vella", formado por unos condados independientes unos de otros, aunque reunidos bajo la tutela del conde de Barcelona.
Esta división territorial venía desde el mismo momento en que fueron reconquistadas Tortosa y Lérida a los moros. Ese suceso ocurrió en los años 1148 y 1149 y sus territorios no fueron incorporados a lo que aún no se llamaba Cataluña, sino que fueron integrados en el Reino de Aragón como parte del mismo, igual que ya lo eran las tierras de Huesca, Zaragoza y Teruel.
La razón remota fue que, estando los Condados de la Cataluña Vella sometidos al rey de Francia desde antes del año 801, no querían que el monarca francés creyera que Lérida y Tortosa también le pertenecían para integrarlos en su "Marca Hispánica" por derecho de conquista y, para alejarlos de las ambiciones del francés, fueron separados de Barcelona, creados Marquesados y, unidos al Reino de Aragón, como conquista aragonesa que eran.
Así, Ramón Berenguer se titulaba príncipe de Aragón, marqués de Lérida, marqués de Tortosa y conde de Barcelona. Y siendo esos títulos de marqués de mayor categoría que el de conde, quedaba ya imposibilitado que estuvieran sometidas al condado de Barcelona; porque ésto en la Edad Media era tan riguroso como hoy es en el ejército, donde un capitán no puede estar sometido a las órdenes de un simple cabo.
Y así estaban integradas en el Reino de Aragón, sin discusión, cuando Valencia fue conquistada, por lo que las gentes que vinieron de Lérida y de Tortosa a conquistar Valencia y quedarse luego repoblándola, ni eran catalanes ni podían serlo jamás, sino aragoneses, por pertenecer al Reino de Aragón. Tan aragoneses como los que vinieron de Jaca, de Huesca, de Daroca o de la misma Zaragoza.
Al final del siglo XIII (cuando el rey San Luis de Francia renunció a sus derechos sobre Barcelona), por una división meramente administrativa es cuando el rey de Aragón dispuso que Lérida también podía acudir a las Cortes de Cataluña pero sin dejar de formar parte de las Cortes de Aragón. Esa independencia que tenía Lérida se debe a que en ella estaba la única Universidad de la Corona de Aragón y, siendo ciudad universitaria, convenía que estuviera en las Cortes de Zaragoza y de Barcelona.
Es tan claro esto que narramos que los leridanos, ya en el siglo XIV, protestaron de que se les confundiera como catalanes, puesto que ellos no lo eran. Y está la famosa contestación de Pedro IV, "el del Punyalet", cuya carta hoy existente está fechada en 22 de mayo de 1337, y en la que el rey se dirige al municipio de Lérida y que declara que aunque Lérida estuviera en Cortes de Cataluña, les aseguraba que no pertenecía al condado de Barcelona. Prueba rotunda de que los leridanos no querían que se les tuviera por catalanes ni estar sometidos a Barcelona. (Poseo reproducción facsímil del documento).
Así pues este hecho cierto de que en 1238, cuando Valencia fue conquistada, e incluso cien años más tarde, Lérida y Tortosa eran tan de Aragón como Zaragoza y no de Cataluña, no debe ser nunca olvidado por los que escriben o hablan de la historia, porque al hacerse el cómputo de repobladores, el número abundante de leridanos y tortosinos que vino a poblar nuestro Reino de Valencia hay que computarlo como aragoneses siempre, y nunca como catalanes. Y si así lo hacemos, que es en definitiva computar datos ciertos y verídicos, veremos que el porcentaje de los que vinieron de la "Marca Hispánica" o condados catalanes es muchísimo más reducido de lo que nos quieren hacer creer quienes nunca juegan con la verdad. Y nunca dicen la verdad porque la odian, ya que ésta les está diciendo a voz en grito que están falseando la historia y engañando al pueblo.
Covarrubias, la lengua valenciana y la Cancillería Real Por Ricardo García Moya Hace años localicé un documento dirigido a la Cancillería Real, para que el vicecanciller lo hiciera llegar a su verdadero destinatario, el rey Felipe III. En el mismo se advertía al monarca de que la relación adjunta, "escrita en lengua valenciana", podría traducirla el Marqués de Denia. EI texto, relativo a festejos en honor del monarca en 1599, presagiaba el valenciano moderno: joyes (no joies), llonja (no llotja ni llotjeta); esta Ciutat (no aquesta); triunphants (que daría triumfant, no el triomfat barcelonés); acudixquen ab dos (no amb dues) y los enfronts de ses cases (no i les façanes de las sevas casas). EI documento también citaba la tradición del Reino de ofrecer al rey "confitures, piules, cohets y tronadors". EI testimonio fue despreciado por los inmersores con el argumento de que el autor sería un escribano ignorante o chauvinista. Ultimamente, revisando el manuscrito descubrí con agradable asombro que el supuesto funcionario analfabeto era, ni más ni menos, que Sebàstián de Covarrubias; el mayor erudito en léxico en tiempos de Cervantes; experto en desenredar orígenes enmarañados por cruces de árabe, latín o francés; el mismo que en 1.997 es consultado obligatoriamente para realizar cualquier tesis doctoral sobre las lenguas hispánicas del Siglo de Oro. EI licenciado Covarrubias, nacido en 1539, fue autor del primer diccionario etimológico con rigor científico. De sólida formación universitaria y conocedor del griego, latín, francés, castellano e italiano, su Thesoro de la lengua, publicado en 1611, fue calificado por Martí de Riquer como "obra capital para el conocimiento del idioma en los tiempos en que más brilló nuestra literatura". Así que no fue un anodino escribiente quien escribiera aquellos documentos sobre la lengua valenciana, y hay que puntualizar que el lingüista no debía nada a los valencianos; pues, debido a su carácter fuerte, tuvo roces con el retor Assoris de Cocentaina, los jurados de Valencia, el Cabildo de Gandía y el arcediano Andreu de Morvedre. Este distanciamiento afectivo valora más la asepsia de sus apreciaciones idiomáticas. Tras estudiar en Salamanca, el licenciado se convirtió en un comisionado real capaz de solucionar problemas con moriscos, preparar bodas reales o recibir princesas. Su poliglotismo le permitía tratar con italianos en Roma (1579), con catalanes en Barcelona (1581 ) y con valencianos en el Reino, donde residió desde 1595 hasta 1601. Covarrubias también hace referencia en el Thesoro de la lengua a , nuestro idioma: "Alazor. Cartamus cuicis, açafrán romi; en Valencia, safrá bort". En otros vocablos no es tan lacónico: "Fusta, Los oficiales della se Ilaman en lengua valenciana fusters". La lista es extensa: "Albayalde, en valenciano blanquet; Chulla es vocablo valenciano; Camaroja, especie de endivia o achicoria, es vocablo valenciano; albacora, por ese nombre Iláman en Valencia a la breva". Covarrubias anota más palabras valencianas sin especificar, al ser compartidas por otros idiomas peninsulares: cava o fosa, espital, foguera, ferir, galochas, garbillar, gavia, gola, gorja o cueIlo, almud, Almudi en Valencia, alcarchofa, chirivía, almorçar, çaragüelles, çaida, etc. La correspondencia que Covarrubias y los estamentos valencianos dirigen a la Cancillería Real es abundante (ACA. C. 1: 1350), y demuestra que la lengua valenciana estaba reconocida al más alto nivel. EI cuento de hadas de que "la Cancillería Real sólo reconocía la lengua catalana, no la valenciana", propagado por el Institut d'Estudis Catalans, choca con la realidad. Desde 1276 - cuando Jaime I ordena arromançar fueros- hasta el decreto de 1707, se usaba el latín y el romance o lengua valenciana, como testimonian documentos similares a los remitidos por Covarrubias al vicecanciller del Consejo de Aragón y al rey de Valencia. Otra cosa es que algún despistado Ilame provenzal, aragonés, castellano o catalán a nuestra lengua. Hay ejemplos: "Guarden les forces", lema de Alfons el Magnanim, era "aragonese" para un tal B. Degenhart (Pisanello. Torino 1945, p. 79). Covarrubias dejó también un manuscrito (BNM, Ms. 6159) sobre nombres propios u Onomastikon. Aunque sólo abarca hasta la dicción Moisés, ofrece comentarios valiosos: "Alpuche. Que en Lengua Valencianaantigua se Ilamó el Puig, que vale tanto como monteciquo (sic) pequeño, de la palabra italiana Poggio" (BNM, Ms. 6159). EI matiz sobre "lengua valenciana antigua" remite al romance usado en tiempos de la Conquista, ya que Covarrubias está refiriéndose a los avatares del Puig coetáneo de Jaime I. Por tanto, los valencianos tenemos el testimonio del serio Covarrubias, que ridiculiza a los "seriosos" (?) del Institut d'Estudis Catalans que afirman que la lengua valenciana sólo existió en la mente de viscerales chauvinistas. En 1599, por lo visto, eran legión: el rey de Valencia, los Estamentos del Reino, las autoridades eclesiásticas, el Consejo y Cancillería de la Corona de Aragón, el licenciado Sebastíán de Covarrubias, el mismo Cervantes, etc. Las Provincias 7 de Marzo de 1997
Esta conferencia es un homenaje al gran historiador Marcelo Capdeferro y Capdeferro que hace quince años trató magistral y definitivamente el tema. Yo me voy a limitar a seguir las líneas maestras de su charla y a completarla con los datos que pone al alcance de todos ustedes su admirable texto de historia, "Otra Historia de Cataluña". Un trabajo serio y veraz sobre esta queridísima región española a la que me siento vinculado desde hace nada menos que cincuenta y ocho años, pues pisé por primera vez tierras catalanas en 1940 y en ella pasé años inolvidables de la adolescencia y juventud y a la que volví desde Cuba en 1959 para casarme con una catalana de pura cepa, (consciente de lo que hacía: ¡voluntaria y libremente!) que me ha dado cuatro hijos catalanes y españoles. Espero que mis nietos no renieguen de su sangre y amen con pasión a España y a Cataluña (que es una parte importantísima e irrenunciable de ella), aunque no tengo la certeza absoluta dado que su inteligencia será envenenada artera y vilmente por sus maestros (incluidos y con mayor culpa, los clérigos), enemigos de España. Es lo que corre habitualmente por las aulas de los colegios y universidades catalanas.
Pujol y sus muchachos, con el dinero de nuestros impuestos y con los medios e instrumentos más modernos en sus manos para transformar en verdad una mentira, se han organizado excelentemente para alcanzar ese objetivo. Saben lo que hacen y cuentan con el arsenal necesario para ganar la batalla de la deformación de la historia y para elaborar todo un proyecto destinado a hacer ver como realidad, la fantasía romántica de que Cataluña es una nación. Dando por sentado que es nación porquelo ha sido siemprey que,si hoy no tiene Estado, la culpable es Castilla, en primer lugar y, luego, el centralismo de Madrid, que han tenido a Cataluña sojuzgada, sometida y colonizada.
Estas elucubraciones y patrañas repetidascentenares de milesde veces en la tele, en la prensa y en todos los demás medios, a todas horas, con motivo y sin él, se han convertido en verdades que han acabado por creérselas los propios inventores de la fábula. Y proceden en consecuencia.
Todo el entramado argumental de su lógica tiene un único fundamento: su fe absoluta en la existencia de una nación catalana con vida propia autónoma e independiente del resto de los pueblos que integran España en una sola e indivisible nación.
No hay nada, pues, de más actualidad y urgencia política en Cataluña que darle a Pujol la respuesta adecuada. Pero la indefensión de España es tal que no hay ningún político democrático capaz de plantarle cara a nuestro nopoleoncito particular. Y Pujol puede seguir diciendo y haciendo lo que le venga en gana. Realmente, hoy, los españoles estamos demostrando que no somos españoles y hay motivos para dudar de si somos hombres al aguantar a esperpentos como Arzallus y Pujol (ahora se les ha sumado un gallego cuyo nombre no recuerdo, y hasta un cántabro...) sin que arda en llamas de rebelión esta desgraciada nación en estado comatoso, gracias a un rey perjuro y traidor y a unos miserables ganapanes de la política.
Antes de proseguir quiero dejar bien claro que la paternidad de esta conferencia no es mía. Hace exactamente quince años, (en febrero de 1983), el gran historiador catalán Marcelo Capdeferro i Capdeferro, (fallecido prematuramente hace algo más de un año para desgracia nuestra y de la historiografía catalana) nos adoctrinó sobre este mismo tema con el título: "¿Es Cataluña una nación?"
Él es el verdadero padre de la criatura. Yo me voy a limitar a completar algunas ideas y, sobre todo, a darle el tono que me es propio. La partitura es suya; únicamente son míos los arreglos musicales. La propiedad intelectual le pertenece y me satisface reconocerlo.
Me será muy fácil reproducir su tesis porque hace algunos años el propio Marcelo me obsequió con una fotocopia del texto original de su conferencia. Le había visitado pidiendo su consejo sobre la respuesta que preparaba a un escrito de cierto joven separatista de izquierdas en una publicación. Con su perfecto dominio de la Historia de Cataluña y de todo lo relacionado con el separatismo catalán me aconsejó tan acertadamente, señalándome los fallos argumentales del adversario, que el interfecto no volvió a insistir en el tema. Al despedirme me entregó el citado texto, diciéndome: "Toma, te será muy útil". Y tenía razón. ¡Fue un gran regalo que conservo como oro en paño!.
Empezaré por donde Capdeferro acabó su conferencia. Por sus conclusiones (algunas, no todas). Le cito textualmente:
1ª.- Cataluña no cumple plenamente ninguna de las condiciones esenciales requeridas para poder ser considerada una nación según el concepto actual de dicha palabra.
2ª El pueblo catalán no tuvo ni tiene conciencia generalizada de su nacionalidad. Lo demuestra la Historia y, actualmente, lo demuestra el hecho de que en las elecciones, los partidos nacionalistas no han superado el 28% de los sufragios.
3º Se criticó mucho aquel "slogan" turístico, "Spain is different". Lo cierto es que el nacionalismo ha logrado que España sea diferente. No sabe claramente qué es España: si una nación federal (con varios estados), una nación de naciones (o regiones), un imperio...
4º La Historia demuestra que Cataluña con sus instituciones medievales, sólo funcionó bien durante la Edad Media. A partir del siglo XVI sus instituciones anacrónicas, caducas y oligárquicas fueron una rémora para la gobernabilidad y el progreso de Cataluña. Libre de sus Instituciones anacrónicas y de la oligarquía aneja a ellas (1714), Cataluña se puso a trabajar y, en menos de medio siglo, alcanzó el primer puesto entre las Regiones de España que aun conserva.
5ª Tras siglos de convivencia con lengua, tradiciones, usos y costumbres (dignos del máximo respeto y encomio) se ha formado un pueblo con un carácter bien definido. Nadie discute que el pueblo catalán puede y debe tener afecto y apego a su pasado, a sus tradiciones, a su lengua, a sus usos y costumbres, a su modo de ser y de sentir. Nadie discute, hoy, que este pueblo puede y debe reclamar una autonomía administrativa. Esto es lo que constituye la doctrina política del "Regionalismo" bien entendido, basado en la "variedad en la unidad", principio que rechaza Prat de la Riba: "La varietat en la unitat no ens servira de res"
Y así y aquí terminó, magistralmente, su charla D. Marcelo Capdeferro.
Subrayemos que Pujol y sus muchachos (esos que se nos presentan como los "moderados" del Catalanismo) son unos fieles fanáticos discípulos de Prat de la Riba que utilizan sus gestos modositos, sus palabras melosas, para llegar a las últimas consecuencias encerradas en la doctrina de ese gran enemigo de su Patria España que fue Prat de la Riba: "No nos interesa, no queremos y no nos servirá de nada, la variedad en la Unidad".
Aznar no se ha enterado (tampoco Felipe) de que Pujol sólo tiene una meta: "salirse de la unidad de España", ser diferentes, absoluta y totalmente autónomos, o sea, independientes y servirse de España mientras le convenga para crecer y fortificarse, succionando, chupando como un vampiro, toda la sangre-oro del mundo, llorando y haciéndose la víctima. Tal y como lo manifestó con absoluta claridad y sin tapujos, Almirall , hace ya cien años. ¡Todo un viejo programa perfectamente planificado!
Queda, pues, respondida la pregunta título de esta charla con palabras de Capdeferro:
"¡Cataluña nunca ha sido una nación!" y, además, "¡nunca lo ha querido ser!..."
Este delirium tremens que ha invadido la política catalana no sería peligroso si no fuera porque dispone de todos los medios de presión y de comunicación para convencer a los catalanes que fue, es y será como ellos digan. Desgraciadamente se saldrán con la suya, puesto que ni el Parlamento, ni los Partidos Políticos, ni los Altos Tribunales de Justicia, ni el Ejército, (no hablemos de la Iglesia) y, menos aun, la Corona, muevan un dedo para impedirlo.
La afirmación repetida hasta la saciedad por Pujol y los catalanistas de que "Cataluña es una nación" es una mentira como el Himalaya, un embuste que salta a la vista, una patraña infumable pero que se impondrá porque se les deja el campo libre para que actúen a sus anchas..
Nacimiento del "nacionalismo catalán"
Nació en el siglo pasado. Por supuesto, después de la Revolución Francesa, como consecuencia de la misma y en los antros de la masonería, aunque la causa aparente fueron las secuelas de nuestra a Guerra de la Independencia.
Lo que fue una gesta que admiró al mundo, esa guerra del pueblo español unido como nunca contra el ejército invasor de Napoleón, principio del ocaso del Emperador, marcaría el punto de partida del nacionalismo. Ese admirable pueblo nuestro que se alzó contra la traición de la Corona y la invasión francesa y que protagonizó la guerra de la Independencia acabaría exactamente igual que los héroes de la Cruzada, la Victoria y los Cuarenta años más maravillosos de la Historia Moderna, obsequiándoselo todo al enemigo...
Efectivamente, las logias se adueñaron de los resortes del poder en nuestra Patria y la sumieron en la ruina. Primero destruyendo el Imperio. (La traición de Riego obedeciendo las órdenes de las logias inglesas y francesas es uno de tantos servicios de los masones españoles a los enemigos de España. ¡Nuestra Patria está en deuda permanente de "gratitud" con ese cáncer de la sociedad cristiana llamada la francmasonería!).
A continuación trituraron a la Iglesia persiguiendo con saña satánica a sacerdotes y religiosos en los años 30 (1830, se entiende, no 1936...), asesinándolos, destruyendo templos y conventos y arrebatando a la Iglesia todos sus bienes mediante la Desamortización de Mendizábal. Al mismo tiempo, arruinaban la sociedad española con las guerras civiles. Supieron aprovecharse de la nobleza y patriotismo del pueblo que se resistía a ser esclavo del Poder Supremo.
Cien años después, en 1936, se repetiría la Historia con los mismos protagonistas.
Nuestros masones son siempre reos de lesa patria y traidores, por esencia a todos los valores hispánicos. No hay nación en el mundo que haya engendrando seres tan despreciables y miserables como los que produce, nuestra Patria. Desgraciadamente y con los años, la especie mejora como estamos viendo en estos momentos en que ha parido tipos como Arzallus, Pujol y otros especímenes.
Para rematar lo todo y coronar su obra de destrucción nacional lanza al mercado a mediados de ese nefasto siglo XIX, los separatismos. Producto perfectamente estudiado y promovido desde las logias.
Veamos, ahora, en resumen escueto, la génesis del nacionalismo catalán, empeñado en el desmoronamiento de la unidad nacional.
Todo comienza por el enfrentamiento entre dos visiones de la política: la liberal y la tradicionalista. Entre los españoles que no acataban las ideas foráneas y los que se consideraban superiores porque seguían la moda de los pensadores revolucionarios extranjeros.
La Constitución de Cádiz, por otra parte, era unitarista; unificaba los códigos y seguía el modelo francés en materia de división territorial, creando las Provincias y las Diputaciones. Los partidarios de los extranjero se autotitularon "liberales" y estaban enamorados de la "Pepa" ( llamada así porque la primera Constitución fue proclamada el 19 de marzo de 1812). Era tal era su celo por ella que no hubo pueblo sin su "Plaza de la Constitución"... (Cómo en el postfranquismo).
El presidente de las Cortes de Cádiz fue un sacerdote catalán, el Canciller de la Universidad de Cervera Ramón Lázaro de Dou. Cataluña, aceptó esa "visión unitarista y centralista de España" sin protestas... A nadie se le ocurrió en 1812 sostener que "Cataluña era una nación"... Porque en los cinco siglos y medio de vida de la región catalana, nunca nadie había sostenido una tesis semejante que se inventaría casi un siglo después.
En torno a la "Pepa" se fraguaron las dos España...
Y estallaron las guerras carlistas que no fueron otra acosa que la rebelión del sano pueblo español contra los partidos liberales, manejados por las logias y la anti-España. Pero la masonería que obedece a ciegas las órdenes del Supremo Poder sin rostro, pone los huevos en todos los cestos. Siempre hay masones en todos los nidos y, de este modo, en el momento siempre oportuno, nacen pollos que pasan por hijos legítimos de la familia y, lógicamente, libres de la sospecha de traición, lo que les permite vender impunemente a sus hermanos, sin que éstos puedan sospechar quién los traiciona.
Así, fue neutralizado el Carlismo (más desde dentro que desde fuera), así murió la verdadera Falange (desactivada desde dentro con los Fernández Miranda y Cía.), así murió Fuerza Nueva (desde dentro, --quitándonos a tiempo de en medio a los que lo hubiéramos podido impedirlo-- no sólo por la guerra exterior) y, del mismo modo, seguirán muriendo todos los movimientos valiosos porque nuestra gente no aprende...
El nacionalismo catalán puso la semilla en el tiesto de la oposición del tradicionalismo al unitarismo centralista de la "Pepa". Luego por arte de birlibirloque, es decir, por la magia con la que el Poder Supremo sin rostro mueve los hilos de sus terminales, los radicales de izquierda y sin que el clero --núcleo duro del tradicionalismo-- se enterase, supieron sacarle partido al enfrentamiento legítimo inicial. Las Iglesias de Cataluña y Vascongadas (españolísimas en los siglos pasados) siguieron embarcados en una nave que las ha llevado a convertirse en las abanderadas de la destrucción de España, agarraditas de la mano de agnósticos, ateos, anticlericales, abortistas, terroristas y otras especies, todas ellas recomendabilísimas y muy en la línea evangélica y ecumenista.
Los golpes y contragolpes del siglo XIX, produjeron exilios y guerras civiles. Algunos de esos exiliados (iberales, radicales y republicanos), de vuelta a España en 1836, formaron un grupo llamado "demócrata" que preconizaba la revolución total y la independencia de Cataluña.
Llama la atención la sintonía y sincronización de estos grupos con el hato de revolucionarios que destruyeron el Imperio español. Lo que evidentemente presupone un centro común de planificación del que emanan las consignas y las órdenes.
El citado grupo demócrata (Abdón Terrades, Narciso Monturiol, Sunyer, Capdevila, Gibert,...) promocionan el Federalismo republicano catalán. Más tarde se sumarán Pi Margall, Figueras, José Anselmo Clavé, etc. Pretendían transformar las antiguas regiones en estados y federarlas en otro Estado. Esta tesis se difundió por toda España y triunfó con la Primera República (1873), lo que acabó siendo su tumba... Fue tal el fracaso del federalismo y tal el desprestigio alcanzado, que los españoles quedamos inmunizados hasta el día de hoy y, todavía, nos produce alergia oír esa palabreja
Pero el nacionalismo tuvo también otras raíces complementarias y que algunos creen que son el verdadero origen. Idea que yo no comparto pues no creo en los milagros que "se ajustan a un plan establecido y bien dirigido"...
Una de estas raíces muy importante fue el romanticismo literario y artístico que Menéndez Pelayo definió magistralmente como:
"miscelánea de aspiraciones vagas, de tiernas melancolías, de solitarios dolores y de idealismos confusos".
Se interesaba por todo lo medieval, hurgando en los antiguos romances y crónicas de la Edad Media y se entregaba al sentimentalismo, a lo fantástico y pasional. Los románticos catalanes se interesaron por la olvidada Historia de Cataluña y propiciaron el renacer de la lengua catalana, que estaba a punto de extinguirse. A este movimiento se le llamó la "Renaixença". Fruto de ese romanticismo fue la nueva historiografía catalana que tanto adolece de "tiernas melancolías y de idealismos confusos, fantásticos, sentimentales y pasionales", lo que politizó la "Renaixença" naciendo el Regionalismo político catalán. Las logias entendieron pronto que era unarma perfecta para corroer lo poco que ya quedaba en pie de la España Imperial: para minar la Metrópoli y las colonias de Ultramar (Filipinas, Cuba y Puerto Rico) cuya aniquilación será su próximo objetivo.
Dice Capdeferro:
Es tan evidente que el catalanismo es fruto de la política que se da el caso de que catalanismo tiene la única acepción de "partido político que aspira a que Cataluña tenga cierta autonomía", mientras que los términos similares, tales como arabismo, anglicismo, italianismo, germanismo, galicismo, helenismo, etc., se refieren tan solo "a giros o modos relacionados con las respectivas lenguas".
Valentín Almirall, se sacó de la manga un sucedáneo del Federalismo que llamó "Particularismo" y lo definió como el "interés de ciertas provincias o regiones por privilegios especiales" con dos diferencias con el Federalismo: 1.- que se dirige tan sólo a ciertas regiones con características especiales como Cataluña y 2.- que el separatismo y la independencia completa entran también en el Particularismo. Naciendo así, por la politización del romanticismo literario el Regionalismo Catalanista, es decir ¡el Catalanismo! Y funda en 1882 el "Centre Català".
Juan Mañé y Flaquer, Director del "Diario de Barcelona" decepcionado por el autoritarismo de la Constitución de 1876 y por el autoritarismo y centralismo de Cánovas propagó, desde el diario y con sus libros, un Regionalismo opuesto al de Almirall basado no en el federalismo sino en _ elprovincialismo foral, que no llegó a cuajar pero influyó en la formación del catalanismo de derechas, desdeñado por el catalanismo radical.
En 1886 se funda (al abrigo del Centre Català de Almirall) el "Centre Escolar Catalanista" de Narciso Verdaguer Callis en el que militaban Prat de la Riba, Durán Ventosa y Puig y Cadafalch
Ese mismo año, el Centra Català, tachado de republicano, izquierdista y poco catalanista, se escinde y nace la "Lliga de Catalunya", uniéndosele el Centre Escolar Catalanista. Es así como la antorcha del Catalanismo pasa a manos de la derecha.
Durán y Ventosa alcanzan un gran éxito a ser los adalides de la Lliga de Cataluña en la defensa del Derecho consuetudinario de Cataluña contra quienes pretendían la unificación del Derecho Civil español. Gracias a semejante éxito se sumaron a la Lliga diversos grupos formando en 1891 la "Unió Catalanista" para la "difusión de las ideas regionalistas y la realización del programa del catalanismo". Al año siguiente convocaron una Asamblea en Manresa que elaboró las "Bases para la constitución regional catalana" conocidas como las "Bases de Manresa".
En la Unió Catalanista había dos tendencias: una, apolítica y, la otra, política. Con figuras procedentes del "Centre Escolar Català" los nombres citados ya conocidos. Este grupo de desgajó de la Unió Catalanista y fundó el Centre Nacional Català (1899). Aparece, así, el nombre "Nacional" que da origen al "Nacionalismo" . Prat de la Riba corrobora que el Nacionalismo tiene por cuna el "Centre Escolar Catalanista".
De todos modos, hasta el inicio del siglo XX, es más el ruido que las nueces. El catalanismo representaba muy poco. José Pla dejó escrito:
"Els catalanistes eren molt pocs: cuatre gats. En cada comarca hi havia aproximadament un catalanista: era generalment un home distingit que tenía fama de guillat" (J. Pla. "Cambó ", 1928)
Lo que quedaba de la Uniò Catalanista, el Centre Nacional Català y la Uniò regionalista (agrupación de industriales y comerciantes partidarios del "regeneracionismo" del General Polavieja) se unieron formando el partido político llamado "Lliga Regionalista" (1901).
En la Lliga cabía todo desde los nacionalistas de "tot o res" hasta los posibilistas, fue la plataforma de lanzamiento del nacionalismo al mismo tiempo que aceptaba la colaboración en la política española. Fue una de tantas obras de arte de las logias para promocionar inteligentemente lo que no habría crecido tan fácilmente de otra manera.
Es el medio preferido por el Poder Supremo sin rostro para evitar reacciones salvadoras. Es el maravilloso mundo del diálogo y la tolerancia, es la huida de los "extremismos"... Y de ese modo la "Lliga" fue el cohete de lanzamiento del separatismo actual, lo mismo que el "franquismo sociológico" lo fue de la transición hacia el socialismo y hacia la corrupción de la política postfranquista. Es algo sabido. Y un proceso y método que no falla: los tolerantes, los equilibrados, los enemigos de radicalismo (bueno) dejando indefensos al pueblo sano y el campo libre a los verdaderos radicales (el radicalismo malo) que luego lo arrasan todo.
En 1903 el ala izquierda de la Lliga formó el "Centre Nacional Republicà" origen de una serie de partidos de izquierda que se agruparon en 1931 bajo la denominación de "Esquerra Republicana". La Lliga Regionalista cambió de nombre en 1933 y pasó a ser la "Lliga Catalana".
La cuna del nacionalismo, lo fue el Centre Escolar Catalanista y sus propagadores los ya citados, Prat de la Riba, Durán Ventosa, Puig y Cadafalch. De ellos el principal y más radical: Prat de la Riba que en 1906 publico el libro "La nacionalitat Catalana" que lo acredita como el padre del nacionalismo catalán.
Fundamentos del Nacionalismo Catalán.
Realmente se reducen a lo que ellos llaman los "hechos diferenciales" que argumentan así:
1º "Lengua y nacionalidad son una misma cosa".
La frase es de Prat de la Riba.
Si nos atenemos a este criterio sostenido por Almirall y Prat de la Riba, en el mundo tendrían que existir miles de naciones. Tantos como idiomas. Y, asimismo, los Estados Unidos, Australia, Irlanda, Inglaterra, Canadá serían una sola nación. Toda América del Sur y Centro, Méjico y España seguirían siendo una sola nación...
La política de Pujol , señores, se limita a aplicar a rajatabla las ideas nacionalistas.
La normalización y la inmersión lingüísticas son la consecuencia lógica de su nacionalismo independentista. Que nadie se engañe.
Y uno se pregunta --dice Capdeferro--: ¿es que alguna vez estuvo normalizada la lengua catalana?... -- Desde su nacimiento hasta el siglo XVI la lengua catalana compartió la normalidad con el latín que era la lengua de la corte, de la iglesia, de la universidad, de la ciencia, de la judicatura, de la diplomacia y de la mayoría de manifestaciones culturales. A partir del siglo XVI el latín fue perdiendo terreno en beneficio del castellano. El catalán sólo tuvo notable importancia cultural durante los siglos XIII, XIV y XV, conviviendo con el latín, que era la lengua oficial. Inició su decadencia ya en el siglo XVI y estuvo a punto de extinguirse.
El nacionalismo catalán miente, pues, a ciencia y conciencia ya que nunca el uso del catalán fue norma en Cataluña. El catalán era un lenguaje coloquial que convivía, primero con el latín, luego con el español, como idiomas oficiales de curso legal. La iglesia, la justicia, la docencia, la administración, etc., utilizaron siempre el latín, primero, y más tarde, el español.
2º. Cataluña tuvo en el pasado un autogobierno y unas Cortes colegisladoras.
Este supuesto es totalmente falso--sostiene Capdeferro--. Cataluña no tuvo nunca autogobierno, ni las Cortes fueron colegisladoras. El sistema de gobierno establecido en la Corona de Aragón por Jaime I perduró, con ligeros retoques, hasta 1714. Su mecanismo lo sintetiza maravillosamente el historiador catalán y maestro de historiadores, Jaime Vicens Vives de este modo:
"En la cima, la monarquía y su corte: la paz, la guerra, la diplomacia, la justicia, la ley y las finanzas generales. Un peldaño más abajo, el gobernador general (llamado primero procurador): el primogénito, encargado de asegurar la justicia y la ley en nombre del monarca en el país donde éste no se hallaba momentáneamente. Más abajo aun, el portavoz del gobernador general, los oficiales encargados de representar al primogénito en la guarda del orden público y la administración de justicia. Y, más abajo, los funcionarios comarcales, veguers, batlles, otros tantos delegado de la procuración suprema regia"
"Este era el aparato del Estado. Al lado, conviviendo con él, aunque no sujeto a él, el aparato pactista de los respectivos territorios: las cortes, los municipios, los gremios, perfilado más adelante con las diputaciones del general"
Fernando el Católico instituyó los virreyes en sustitución del primogénito; lo demás permaneció incambiado.
El nacionalismo catalán vuelve a mentir a ciencia y conciencia
Las cortes, los municipios, los gremios, la diputación del generala, eran sólo parte del "aparato pactista". Es decir, el rey tenía que pedir ayuda a la Iglesia, a los señores, al pueblo. Hombres y dinero para sus empresas guerreras o la defensa del territorio. Pedía, no exigía. Y pactaba...
Era un regateo constante, un estira y afloja entre ambas partes tratando de sacar cada una mayores ventajas: El rey: dinero y ayudas; la Iglesia, los señores, las villas, los reinos, el condado de Barcelona: fueros, privilegios que ellos llamaban libertades. "Libertades" para los poderosos, no para el pueblo llano, exclusivamente para la oligarquía dominante. Por eso el pueblo era el mejor aliado del rey, y la oligarquía el peor enemigo del pueblo. Eran más liberales y "más democráticos", los reyes que losseñores feudales civiles y eclesiásticos.
¿Por qué Pujol y sus muchachos no le explican la verdad al pueblo catalán en vez de engañarle como a un chino?
Las cortes fueron siempre consultivas, con facultad de proponer, no de legislar. La diputación del general (que en nada se parece a la Generalitat) nació para recaudación de tributos y, a partir de 1421, se le encomendó "la custodia y defensa de la estructura constitucional ante cualquier extralimitación del rey y de las autoridades públicas" con la facultad de nombrar un representante cerca de la Corte para reclamar el respeto a la "legalidad", quiere decir, a la legalidad que protegía los derechos de la oligarquía, los fueros pactados con el rey (o chantejeados) no los derechos del pueblo que le tenía sin cuidado a la Oligarquía catalana.
Resumiendo: Nunca hubo autogobierno en Cataluña. La Diputación no tenía más poder ejecutivo que el derivado del cobro de tributos.
3º La Historia demuestra que, en el pasado, Cataluña fue llamada nación. Si lo fue, lo sigue siendo.
"Es verdad, --y copio nuevamente a Capdeferro--, que existen numerosos documentos históricos que atestiguan que del siglo XV al XIX se llamó a Cataluña nación. La expresión nación catalana es frecuente. ¿Qué demuestra esto? Tan sólo la ignorancia de quienes fundamentan su nacionalismo en este detalle".
En primer lugar, hay que aclarar que del siglo XIV al XIX se llamó nación a docenas de pueblos y regiones de Europa. Ya en su crónica (siglo XIV) Muntaner llama nación a Provenza. Pero olvidan quienes así razonan que la palabra nación no tuvo hasta el siglo XIX el significado que le damos nosotros.
Las palabras no siempre significan lo mismo a lo largo de los siglos. El contenido, el significado, puede variar totalmente con el transcurrir de los años. La palabra "universidad" en la edad media se aplicaba a lo que hoy llamamos "municipio". Retrete, significaba "habitación para retirarse", es decir "alcoba"; hoy significa letrina. "Trabajo", que para nosotros es un empleo, una obra, una ocupación, se llamaba así, a un instrumento de tortura o a un aparato para sujetar las caballerías. "Carrera", era el camino de carros. Y, así, podríamos seguir dando ejemplos.
Pues bien, "nación", antes del siglo XIX y de la Revolución francesa era un vocablo que se empleaba para designar la comunidad de ascendencia etnográfica, el origen, la raza, el pueblo, la gente, la provincia, la región, el conjunto de habitantes. La Biblia utiliza los vocablos pueblo y gente que se traduce también por nación. Con esa misma significación usaban los romanos ese vocablo y, así, pasó a las lenguas romances en el siglo XIV. Y con ese significado se ha usado hasta el siglo XIX.
Noción moderna de "nación" . El derecho político moderno define la nación como:
Una agrupación natural de personas destinadas a una vida común, por la unidad de territorio, de origen, de costumbres y de lengua, sometidos o no, a un mismo gobierno, teniendo conciencia generalizada de esta comunidad. Pero como la definición nos es suficientemente explícita, la misma ciencia política ha fijado los elementos esenciales constitutivos del moderno concepto de nacionalidad.
1º El natural: el territorio.
2º El etnográfico o unidad de raza.
3º El psicológico o comunidad de cultura, religión e idioma.
4º La conciencia nacional, es decir el sentimiento de unidad espiritual, creencia y fe en un común destino que brota de la Historia y es síntesis de todas las influencia antedichas, que se producen espontáneamente por la comunidad de antecedentes políticos, de costumbres y tradiciones y que es la señal inequívoca de haberse formado la unidad nacional. Resumiendo: que espontáneamente se ha producido un cuerpo político separado.
¿Cumple Cataluña esos requisitos?
1º El territorio. ¿Qué territorio? Para unos se trata exclusivamente de Cataluña, para otros de ese invento llamado los "Países Catalanes". Para Prat de la Riba la "vieja etnos ibérica". Desde Murcia hasta Provenza. Lo curioso es que Valencia, Baleares, el Rosellón rechazan ese proyecto colonizador.
2º El etnográfico. No existen caracteres distintivos apreciables en relación al resto de España, ni siquiera al resto de los latinos. Existen ciertas diferencias entre un catalán y un andaluz o un castellano, pero son diferencias de otro tipo, no raciales. Ni siquiera en ese aspecto, el catalán de pura cepa llega a un tanto por ciento mayoritario. No vale la pena entretenerse en la hoy desacreditada frenología que hizo furor en el siglo pasado.
3º El psicológico o comunidad de cultura, religión e idioma.
Nuestra Cultura (con mayúscula es europea, occidental, cristiana, mediterránea, latina e hispana. Las únicas diferencias con los pueblos vecinos, a parte las lingüística, son más bien costumbristas, es decir, folklóricas. No hace falta ni mencionar la religión que es la común de los pueblos y naciones del área.
El "idioma" es el único hecho diferencial tangible y apreciable. Viene del latín como todos los idiomas del área. La incomunicación y la evolución posterior de cada uno de ellos, acrecentaron la diferencia. Aun hoy en día, si el catalán se pronuncia sólo con la pronunciación tónica de las vocales a, e, o, sería comprensible para un castellano. San Vicente Ferrer en el siglo XV recorrió toda España y casi toda Francia, predicando a las multitudes en valenciano. Por otra parte al menos el 50% de la población de Cataluña, tiene el español como idioma propio.
4º La conciencia nacional.
La comunidad de lengua, costumbres y tradiciones han creado una unidad espiritual, una idiosincrasia catalana. Lo mismo sucede en cualquier comunidad local, comarcal o regional. Pero esa comunidad de lengua, costumbres y tradiciones no ha generado la "creencia y fe en un común destino que brota de la Historia".
"Ni es verdad que las influencias aludidas se hayan producido espontáneamente. Basta recordar que el nacionalismo catalán se inició a finales del siglo pasado, siendo sus adeptos cuatro gatos... Y que, a pesar de la machacona propaganda nacionalista, actualmente, (esto lo decía Capdeferro en 1983) sólo el 28% del electorado catalán es nacionalista, como se ha demostrado en las últimas elecciones".
Y , habría que añadir que este voto nacionalista, no supone que todos los votantes estén de acuerdo con las tesis extremistas del nacionalismo cerril. Todos conocemos votantes de los partidos nacionalistas que los votan por razones prácticas totalmente ajenas a sus postulados políticos.
"Por otra parte la Historia de Cataluña, no demuestra que Cataluña haya sentido en el pasado veleidades nacionalistas. La mayoría del pueblo de Cataluña desconoce su Historia y los que la conocen es a través de la Historia manipulada y tergiversada por el Romanaticismo, el catalanismo y el nacionalismo", según Capdeferro
El actual territorio catalán formó parte de la Iberia de los griegos que los romanos llamaron Hispania. Los orígenes de la actual Cataluña son totalmente hispanos.
El inicio del proceso de formación de Cataluña se produjo con la Reconquista. No existe duda de que, propios y extraños, tenían conciencia entonces (siglos IX, X y XI de que la futura Cataluña formaba parte de Hispania. Carlomagno y sus sucesores respetaron en la Septimania y en la futura Cataluña el Forum Iudicum romano visigodo: "Caralemany i els seus immediats successors van crear un regim especial de privilegi, l'anomenat regim dels hispans. (Ferrán Soldevila en Historia de Cataluña)
El territorio hispano pirenaico, conquistado a los árabes por los francos fue llamado con el significativo nombre de Marca Hispánica.
Eginhard, secretario cronista de Carlomagno, se refiere repetidamente a la hispanidad de la futura Cataluña, con frases como: "Aquel mismo verano fue capturada Barcelona, ciudad de España" También el cronista Fontanelle se refiere a "Barcinonae, urbem Hispaniae".
Un concilio celebrado en Saint Gilles en 1092 declaraba que "Tarragona era, desde tiempos antiguos, la más noble de las metrópolis hispanas".
El papa Anastasio IV promulgó en 1154 un Decreto por el que se asignaba a la sede metropolitana de Tarragona, las diócesis de Zaragoza, Huesca, Pamplona, Tarazona y Calahorra, además de las diócesis del territorio de la actual Cataluña. Aquellas diócesis no catalanas formaron parte de la provincia eclesiástica tarraconense hasta bien entrado el siglo XIV en que se constituyó la archidiócesis de Zaragoza. ¿Cómo podía la provincia eclesiástica estar compuesta por diócesis de varias naciones?
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Esta charla, evidentemente, queda así muy incompleta. Tal como yo la concebí para poder redondear el tema tiene una duración triple. Pero como no dispongo de tiempo y deseo que, al menos se formen una idea de lo que pediría el desarrollo del tema en una segunda y tercera charla, les doy a continuación el enunciado de algunos capítulos que quedan en el tintero o lo que le suple ahora, el ordenador.
I.- Los reyes francos, los papas y sobre todo los futuros catalanes, los condes de Barcelona, (incluidos los que serían reyes de Aragón) y los grandes cronistas de Cataluña tuvieron siempre clara la Hispanidad de las tierras y de los habitantes de Cataluña. No tenemos más que leer sus testimonios.
II.- El mito, fábula y embuste del "Milenio de Cataluña" y todo el tinglado montado por Pujol que, al no sentirse con fuerzas para celebrarlo en el año 2258 y opto por adelantarlo ciento setenta años... Cataluña no sólo no nació en el siglo X sino que ni el nombre existía. Se están inventando una Historia de Cataluña que será el hazmerreír de las generaciones venideras. Pero como tienen en sus manos todos los poderes, el pueblo recibe todos sus mentiras como realidades que han de admitir.
III.- Las Instituciones de Cataluña. La verdad sobre cada una de ellas. Mitos a que ha dado origen.
IV.- Cómo se formó Cataluña. La verdadera historia del Principado, a grandes rasgos. La historia de los condes de Barcelona hasta Jaime I, verdadero fundador de Cataluña como conde de Barcelona, finalmente independiente de Francia y artífice de la fusión de todos los condados surgidos de la Marca Hispánica en lo que, a partir de ese momento sería Cataluña.
V.- Origen de los nombres "Cataluña" y "catalán".
VI.- Castilla y Cataluña. Dónde se cimienta la grandeza de Castilla. ¡Muy importante!: en Castilla no cuaja el feudalismo, en Cataluña, sí. Con Jaime i , dejará de ser feudal.
VII.- Los cátaros culpables indirectos de la pérdida del Rosellón que era español desde el reinado de los visigodos. ¡Seis siglos y medio! Y concluía el sueño de un reino catalano-aragonés-occitano iniciado un siglo antes.
VIII.- La unión del reino de Aragón y el condado de Barcelona (que no es la unión de "Cataluña --pues no existía-- y Aragón"). Ramón Berenguer IV, "dominator regni aragonensis", jamás utilizó el título de rey. Por otra parte, los catalanistas, nunca le perdonarán a Ramón Berenguer IV, ni a su hijo, el primer rey catalán de la corona de Aragón, que no se firmara, rey de Cataluña, sino simple conde de Barcelona.
IX.- Jaime el Conquistador. El Gran Rey y conde Barcelona. Padre y fundador de Cataluña. Sus virtudes y sus errores. Los cuatro mini-estados Origen de la decadencia. La culpable, Violante de Hungría. Su política con Castilla. Promotor de la Hispanidad.
X.- La Reconquista en Cataluña y en el resto de España.
XI.- La Hispanidad de Cataluña.
XII.- La crisis de Cataluña. Cuatro siglos al margen de la gran Historia. Causas. ¡No las busquemos fuera!... El "victimismo", sin base de ningún tipo, es una excusa de ineptos y de cobardes.
XIII.- El compromiso de Caspe. Los Trastamara.
XIV.- La guerra civil catalana (1462-1472). Más fabulaciones catalanistas sobre la Historia del Principado.
XV.- Por qué se impuso Castilla como núcleo vertebrador de la unidad nacional.
XVI.- El edicto de nueva Planta y el resurgir de Cataluña. El "once de septiembre" y ¡el summum de la manipulación de la Historia por los catalanistas! Lo que sería el origen de la prosperidad y despegue de Cataluña tras tres siglos de decadencia, presentado como el punto de partida de la "opresión sobre Cataluña".
XVII.- La bandera ("la senyera"), el escudo cuatribarrado. Origen de ambos. ¡Más fábulas, más mitos, más embustes de los catalanistas!
XVIII.- Los nombres de Cataluña y los nombres en catalán. Girona, Lleida., etc., por un lado; Lluria, Proixida, Llançà... por otro. Osca, Saragossa y similares, por un tercero, son distintas medidas y normas aplicadas por los catalanistas en el uso de los nombres..
XIX.- El "victimismo" en Pujol y los catalanistas
XX.- El verdadero alcance del "nacionalismo" catalán.
Y, a pesar de atodo, no agotamos los temas que deberíamos tocar para dejar, sin bases donde sustentarse, en el vacío absoluto, toda la fantasmagoría separatista de los pujolistas y demás nacionalistas recalcitrantes. espero tener la oportunidad de hacerlo.
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